Adiós a un 2015 que ha sido, en mi
experiencia, el Maestro de la Guadaña.
Pedro, José Luis y José Luis,
queridos tíos, allá en vuestro viaje, siempre os pienso desde la
luz y hacia la luz. La memoria es esa casa donde todos seguimos
vivos, allí donde el tiempo se ha vuelto más dulce que en este
tiempo en fuga del día a día. En la memoria continuamos, ya sin
enfermedad, sin lastre, y hay un sol que ilumina nuestra esencia. Por
eso en la memoria queda la huella esencial de aquellos que ya no
están, una huella que no es pasado, pues la memoria, aunque parece
la casa del tiempo que fue, es la casa de un tiempo perpetuado,
sostenido y activo.
Saturnina, Luismi, Rosa, Celia, José
Luis, Pedro, José Luis..., ilumináis esta casa interior y como
huéspedes de amor vais dejando regalos, perlas de conciencia, rosas
de ternura, espejos infinitos, tactos que abren el corazón sin
romperlo. Gracias por hacerme sentir, a través de vosotros, las
raíces y la savia, la estructura y el ramaje del árbol que entre
todos vamos haciendo crecer.
Tía Pili, este 2015 te ha dejado en
una frontera, ¡qué dura se ha puesto la vida contigo!, en medio de
todo el sufrimiento y desvalimiento que estás atravesando rescato,
como grandes lecciones, tu emoción sincera, el sentido del humor y
esa gentileza que te acompaña hasta en los momentos más duros.
Papá, el año fue de despedidas
fraternas y sobresaltos para ti. Para mamá también. Ambos tenéis
una fortaleza y un sentido de la nobleza que me conmueve y que hago
mi legado. Sabéis traducir el verbo amor a actos, a decisiones, a
constancia, a presencia. De tí papá, me llega y me nutre ese
sentido de la responsabilidad y el compromiso que hace surgir toda la
fuerza. De tí, mamá, me señala un horizonte tu intuición de una
felicidad propia y esa capacidad de exaltarte con la naturaleza.
Otras muertes simbólicas y no menos
duras ofició el 2015 con su guadaña. Cuando hay que morir hay que
morir, y ya se lleva el río la pira ardiente con los sueños, los
proyectos, las ilusiones que no han podido ser, los nombres que se
separan del nuestro. Un yo se derrumbó, como la torre del Tarot.
Poco más hay que hacer que asistir a ese derrumbe y dar las gracias,
siempre dar las gracias aún por lo que te deja en la frontera, entre
el desplome de ese viejo continente que eras y esa nada enfrente
tuyo, pues no eres capaz de ver lo que vendrá. Sin suelo, sin puntos
de referencia, sin deseos que te ayuden a construir un nuevo paisaje.
En el gran cero. Por fortuna la poesía no es sólo eso que hago,
cuando Dios y la Poesía lo quieren y en forma de poema, poesía es
una lectura mistérica de la vida, una forma de fluir del alma. Así
que gracias por esa semilla que está en mí, que quizás conforma mi
inteligencia primera, la más ancestral a mi corazón y por tanto a
mi propósito de latir. Y gracias a todas esas amables compañías
que en este tiempo de frontera han estado ahí, apuntalando mi nada,
o mis lágrimas, o mis silencios. Digo los nombres de los que han
dejado algo hermoso y fecundo, los rostros de la vida: Albert, Karel,
Hortensia, Júlia, Carla, Asier, Anna, Ignacio, Rocío, María, Ruth, Salva, Vicent,
Eva, Elisa, Teresa, Iris, Fernando, Fernando Capitán, Pancho, Lara, Enric,
Sonia, Marcelo, Laura, Juanjo, Miguel, Natalia, Ramiro, Alicia, Jose,
Pili, Alicia, Joaquín, Jan, Neus, Sol, Drago, Marisa, Antonia, Montse, Ingrid,
Mama Neus, Giselle. A todos ellos mi más sincero amor, gratitud y
bendiciones para la nueva vuelta en la ruleta que nos toca empezar en
2016.
Te honro 2015, y de ti me despido.
Bienvenido 2016, seguimos inventando
más mar para seguir navegando y avistar nuevos horizontes.
Paz, Amor, Bendiciones y Abundancia
para la familia humana y para todos los seres que nos acompañan en
esta aventura. Namasté.
No hay comentarios:
Publicar un comentario