oración

si yo fuera peregrina de mi misma
si llegara a la dulce
posada esmeralda
del corazón

lunes, 2 de diciembre de 2013

de azules turbios y palabras vegetales_maria mercè marçal visitada

Maria Mercè Marçal fotografiada por Rafael Vargas

Este año, que empieza a acabarse en el calendario, suma quince a los años desde la muerte de la gran poeta Maria Mercè Marçal. Fue otra poeta, mi querida amiga Júlia Bel, quien me descubrió la poesía de Marçal: un mundo de una extraordinaria fuerza y osadía poética. 
También he de agradecer a otra gran amiga, la versátil escritora Laura Freijo, que en uno de mis cumpleaños me regalara un cd -editado esta vez diez años después de la muerte de Marçal-, con catorce de sus poemas cantados por distintas voces.

Es muy hermoso llegar al buen puerto de una escritura que te alimenta y te da espejo de la mano de buenas amigas. Por ello me ha parecido muy bello el gesto de Júlia Bel de querer difundir y acercar más el mundo y el verbo de Marçal a través de unas jornadas que devuelven una mirada delicada sobre su figura y su obra. Gracias a iniciativas particulares como esta, y a la fuerza de la belleza que nutre el tesón, hay personas que cuidan la llama de la poesía y nos la ofrecen.

Bajo el título MMMXV Júlia Bel ha coordinado estas jornadas con el soporte del Ayuntamiento de Cornellà. Los tres actos conmemorativos que integrarán la propuesta se realizarán en la Biblioteca Marta Mata, que dispone de un fondo especial de autoras y que destacará durante estos días las obras tanto de la propia Marçal como sobre ella que constan en su catálogo.

Todos los actos se realizarán durante los tres primeros miércoles del mes de diciembre a la misma hora, 19.30

El primero es una instalación poética titulada Tèrbol Atzur  creada por Júlia Bel quien a partir de una serie de poemas y con obra fotográfica original crea un curioso herbario. La inaguración será el miércoles 4 a las 19.30  y permanecerá hasta el 21 de diciembre.

La segunda propuesta será el miércoles 11:  la conferencia Una barca hacia la libertad por la poeta Neus Aguado, quien conoció personalmente a Maria Mercè con la que trabajó en diferentes proyectos literarios. Además, Neus Aguado ha traducido a Marçal y es la responsable, junto a Luisa Cotoner, de la antología bilingüe que se editó en 2005 en Los Libros de la Frontera. 

Y el miércoles 18 se presentará el número 69 de Alga, la revista literaria dirigida por Goya Gutiérrez, que presenta un monográfico sobre Maria Mercè Marçal y que cuenta con la colaboración de 14 poetas y de la cantautora Rusó Sala.

Espero que os acerquéis a conocer, a estar, a amigar, con esta Bruixa de dol

Damunt un cel fil
amb unes vores fetes de puntes de coixí,
avui regna la lluna, amor,
i cap flor no es tanca.
                                                                                 M.M.Marçal

 
Tèrbol Atzur, de Júlia Bel

domingo, 24 de noviembre de 2013

raya el alba
piel estallada del fruto
noche

leve el pájaro
aún está por inventar
de nuevo sus alas

en cada ser tiembla
rojo el rocío

y hacia el río
vuelven las muchachas de agua
con sus cosechas

el pino negro entrega su negrura
y el almendro
llueve delicadamente blanco

la luz prende en cada espuma
nube, flor, cañaveral, pluma
y de repente he aquí, de nuevo, un nuevo mundo
y el surco trazado

de los caminos viejos

martes, 12 de noviembre de 2013

cuando me amas me amas me amas me palabras
me no
palabras me deshablas me enrojas
de casi amor o no
amor
de tu amargura amor
                                               me cuesta
abrir esa dura
esa roca
esa nieve
llamada corazón o no
palabra

palabra

del poemario NO PALABRA

sábado, 9 de noviembre de 2013

nana



pero llama
no me ardas
ardas
la dalia solitaria
la vívida corola
calladita de abejas

qué querías llama
¿un quejío?

toma mi entraña
toma mi entraña entraña mundo
toma mi mudo asombro
toma mi noche y en la sangre noche
y nana noche
nana niña
yo era una niña
pero el fuego madre,

pero el fuego

del poemario NO PALABRA

jueves, 17 de octubre de 2013

LaSal de nuevo a escena



De nuevo LaSal pide escenario. El entusiasta equipo de Cristina Lügstenmann ha adaptado el montaje a las dimensiones más pequeñas del Teatre Teresa Pàmies del CC Urgell en Barcelona. Cristina me dice que está contenta, ella siempre ha confiado en que por encima de cualquier condicionante técnico el texto se impone con fuerza y ya crea su propio cuerpo en la carne de los magníficos Ferran Lahoz, Montse Alcoverro y Joan Sureda.

Con pasión, con tesón, con oficio y amor todos los implicados en esta aventura teatral siguen sosteniendo la llama de este espectáculo.

Gracias a todas y a todos por ser el pulmón que insufla aliento a este texto tan querido para mí. La historia de tres personajes que abren puertas en nuestras conciencias y nos brindan la delicada intimidad de compartir las palabras cargadas de luz y cegadas también por su noche.

el viernes 18 y el sábado 19 a las 19.00 horas en el Teatre Teresa Pàmies del CC Urgell, Barcelona.

martes, 17 de septiembre de 2013

POESÍA, ALEGRÍA, SABIDURÍA (1)_el alimento PASOLINI, Neruda, Tsvietáieva, Dickinson



1.
Domingo 15 de septiembre. Amanece lluvioso y desabrido.  Ayer, cenando, mi amiga Karel me ha recordado que la exposición dedicada a Pasolini en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona concluye hoy. Siempre pasan estas cosas, uno lo va dejando y de pronto se encuentra con el susto de la desaparición. Cuando llego al museo la puerta está cerrada, la chica de la librería me explica que no abren hasta las once, y me dedico a ojear los libros allí expuestos. Hay un par de ediciones de Orgía y Fabulación, ambas traducidas por la gran Carla Matteini, sabia de voz áspera y mirada inteligentísima que fue mi profesora de teatro contemporáneo en la RESAD de Madrid. A ella debo mi entrada por la puerta noble, fascinante, gratamente acompañada por sus palabras, al conocimiento de autores que han sido fundamentales en mi cosmogonía y en mi capacidad de reflexionar nuevos horizontes. Uno de ellos, sin duda, es este hermoso ser llamado Pier Paolo Pasolini. Uno de los textos más preciados que poseo es su Calderón, otra pieza teatral bajo cuyo hechizo y relectura sigo viviendo y de la que sigo alimentando el ferviente deseo de encarnarla escénicamente (tarea, vive Dios, que necesitará de la ayuda de la Fortuna y exigirá de mí mis tuétanos)

Tres horas de minucioso paseo por la exposición que me parece magníficamente montada, aunque lamento algunas ausencias (incomprensiblemente no se menciona Teorema, novela y película para mí claves a la hora de aprehender el sentido sacro de Pasolini). Tres horas de intenso diálogo y regocijo con la obra, la imagen, los pequeños detalles.

Pasolini, a lo largo de mi vida y en este nuevo encuentro desde su perspectiva vital, me ha dado muchas cosas, mejor dicho, me ha restaurado e iluminado certezas que él ha expresado como nadie y que, a mi entender, vertebran, traspasan y hacen trascendente su almaobra: el inmenso amor a la vida, la celebración de la belleza, el sentido y el sentimiento de lo sagrado, la aspiración a la verdad como diana sobre la que arroja su aliento poético. Pasolini, poeta crístico, el mayor demoledor de falsos ídolos no solo religiosos sino de toda índole que alienan y esclavizan al ser humano. Y todas las armas en él: la risa, el absurdo, la tragedia, la entrevista, el cine, la palabra, la pintura, se convierte en una sola: ARTE. Pasolini nunca fabricó cultura, cosa esta última que agrada tanto al poder y a la que nuestra sociedad está condenada, condicionada y subvencionada. Una pátina de cultura es agradable. Por el contrario hacer y encontrarse con el ARTE es lo más aterrorizante para un sistema como el nuestro. Todos los juicios a los que se vio sometido se resumen en una misma imputación, a mi entender: el escándalo es EL ARTE.

Como yo lo siento, el ARTE exige un contacto total. No es agradable, ni estéticamente complaciente, ni moralmente confortable, no es un roce gentil. No sé qué escritor dijo que lo que esperaba de la lectura de un libro es salir con la sensación de que le habían dado un golpe, que lo habían transformado. Para mí también es así. Y esa transformación no es si no el encuentro con nuestro sagrado. Y quien ha tocado su sagrado ya sabe que de ahí se nace una y otra vez (lo que quiere decir que otras partes mueren).

El discurso de Alberto Moravia en el funeral de Pasolini me puso los pelos de punta. Cuánta verdad desesperada en su grito: ¡nos ha dejado un poeta, y poetas hay pocos, sólo nacen 3 o 4 cada siglo! Somos huérfanos de Pasolini desde 1975. Gracias a dios nos dejó su obra, para alimentarnos en los duros días, esperanzados días porque nos obstinamos en nuestra fe de que un mundo mejor está viniendo (probablemente aquí el nos es mayestático).

No me canso de mirar su rostro, tanto en las entrevistas como en las fotografías. Su hermoso y abruptamente consumido rostro, quizás el poema más bello, profundo y misterioso que labró pacientemente, incesantemente. La erguida figura, el plante elegante al caminar.

La impresión más luminosa y desgarradora que me acompaña cuando salgo al vestíbulo de salida, es la de haber entrado en contacto con un hombre bueno, un ser ofrecido, fraterno, una persona entregada al oficio del amor, una sensibilidad custodia de todo lo esencial que estamos en peligro de perder, un corazón bravo y valiente, un aliento creador capaz de reinventar o de destruir, un amigo, un poeta.



lunes, 22 de julio de 2013

CELIA


Sencillamente gracias, lo primero, por haberte conocido. Nos recuerdo charlando calle abajo, por esa amplia y fea avenida donde estuvo la casa de vuestra infancia - la tuya, la de mi madre -, casa que yo no conocí pero de la que mi hermana, cinco años más mayor se acuerda perfectamente.

Venías cada verano desde Valencia y traías algo muy bonito a mi vida, un cariño especial, una luz clara y verde de tu mirada. Hermosa, me llamabas, hermosa. Una vez, siendo pequeña, me diste un mordisco. Me hizo daño, me sorprendió, pero desde el primer momento he integrado ese recuerdo con cariño, porque no he sido ajena a esa forma de querer un poco gulosa, un tanto animal.

Me vienen a la cabeza, también, fotografías tuyas en blanco y negro, junto a mi madre -que en ese momento es una chica joven sonriendo a la cámara, a alguien al otro lado de la foto y que no imagina que, años más tarde, ese alguien será otra chica, su hija-, del brazo de tus amigas, en meriendas campestres, en una caseta de tiro, con unos sombreritos de fiesta graciosos y ridículos junto al hombre con el que más tarde te casarías.

Aunque no te conocí en esa época, sin embargo, tu presencia en esas fotos me es muy cercana. Casi puedo escuchar tus anhelos.

Uno de los recuerdos más maravillosos que tengo es estar contigo un verano en el mar de Oropesa, una playa infinita y un día de olas y fuerte resaca. Nos metimos al agua en una punta de la playa y la mar nos fue llevando, a sacudidas, hasta la otra. ¡Cómo nos reímos! No podíamos hacer otra cosa que reír y tragar agua. Fue un tiempo de epifanía, de comunicación total sin palabras: la alegría de estar, de estar juntas, de compartir ese vaivén, ese jaleo de la vida, esa sal que escuece, ese sol ardiente, esa fuerza del agua que agota, que te hace fluir aunque no quieras, esas zarpas marinas, brillantes, cósmicas, y gozarlas como un juego. Teníamos, en ese continuo zarandeo de olas que nos rompían encima, miedo, excitación, grito y la defensa de la risa. Y la defensa de la risa era también un placer de verdad, total, desafiante, casi tan fuerte como el empuje del mar que nos arrastraba. Nos agarramos de las manos, nos miramos a los ojos, aparecíamos y desaparecíamos entre la espuma. Fue una aventura.  Un tesoro.

En la casa de mis padres hay algunos cuadros de los que pintaste. A mí me hiciste una copia de Modiliani porque sabías que me gusta mucho. Es un desnudo femenino. Por la inclinación de la cabeza, por la oscuridad abismal de los ojos, esa mujer desnuda al óleo se esconde y se muestra al mismo tiempo.  Supongo que todos somos así, puntas de un iceberg, apenas emergidos entre las aguas de la personalidad que nos vamos construyendo para poder ser sociales. Sin embargo no se nos escapa que una persona es mucho más que todas las palabras que dijo, los hechos que vivió, las decisiones que tomó, los acontecimientos que se le impusieron, los pensamientos que realizó, incluso el amor que dio. Una persona es algo tan misterioso que me sobrecoge intuirlo. Y como en los perfumes, la esencia es invisible pero evidente. Yo siento la huella de tu esencia en mí, Celia, indeleble. Gracias, de nuevo, por haber estado en  mi vida.

Sólo una vez hablamos de Dios, y me dijiste: el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Me doy cuenta, una vez más, que yo que te quiero y sigo aquí, sobre esta tierra, soy el hoyo donde quedas muerta y el bollo donde sigues viviendo. En mi corazón y en mi mente están las imágenes del pasado, y el recuerdo muy nítido de tu voz clara, el arco griego de las cejas y el perfil de la nariz. Está lo que ha sido y está lo que sigue siendo.  La mente y el corazón no admiten la muerte como fin, corte radical y vacío; siguen tejiendo con otros hilos invisibles vida y vida, y esto es quizás porque ni el corazón ni la mente están sujetos a las leyes del tiempo sino que obedecen una sabiduría más arcana e ilimitada.


Hoy tu cuerpo transita y se trasmuta en el abrazo del fuego. Una llama, también, en estas palabras. Una llama que no aniquile, sino que expanda para ti y en ti  la luz y la gracia, las bendiciones, la belleza sobre cada segundo vivido en esta tierra, el vuelo y la verdad del umbral. Así sea.


miércoles, 3 de abril de 2013


tiempo
susurro
canción esquiva


///


lentas campanas
hunden el aire caliente de esta tarde
lo aplastan
como pezuñas en el barro
como cuerpos caídos
desde el ángel


///


consuelo de café con leche
sola 
libros cerrados


///


gotas abiertas
a más sed
posadas en los aleros
                                        como arpegios
de transparencia


///


caminar
esta hora
erizada
prolongada
en sombras tenaces


///


alas
ya el impulso
pero alas


///


la cerca
la línea roja detrás de los chopos
la sombra ruidosa de los perros
volviendo


///


camino
oculto
encontrado


///


frío
nubes violetas
cielos que huyen


///


línea
delgada de tu puerta
cerrándose



pequeñas canciones esquivas de este marzo y sus puertas
eva hibernia





martes, 26 de marzo de 2013

ELS JOGLARS Y EL COLOQUIO DE LOS PERROS


Todavía era febrero cuando subimos a ver a Els Joglars a su fantástica cúpula en Pruit. La nieve y la ventisca habían dejado muy hermosa la montaña.

vista desde la entrada de la Cúpula, en Pruit. El camino de entrada a los ensayos. foto E. Hibernia


Después de 50 años de compañía Els Joglars inicia un nuevo giro y andadura apoyándose en su querido y ya trabajado Miguel de Cervantes. De él toman El coloquio de los perros para crear una "pieza joyita". Entre las novedades está la dirección del espectáculo asumida por Ramon Fontserè, quien también interpreta al perro filósofo Cipión.

Son las diez de la mañana y las estufas dentro de la cúpula chutan a todo gas. Ramon, Pilar, Dolors y Xavi están mirando cómo resolver mejor la limpieza de movimientos en una de las escenas finales. Con paciencia de artesanos la repiten una y otra vez. Ramon, desde la silla de dirección está al cien por cien tanto en la concentración con que como director mira la escena como en las réplicas que como actor les está dando a sus compañeros. Me admira la energía y la presencia con que se sitúa a ambos lados.

A lo largo de los ratos que pase en la cúpula voy a disfrutar del placer de ver trabajar a este equipo de manera tan fina, tan meticulosa, poniéndolo todo cada vez que pasan por enésima vez sobre un minuto de espectáculo que no acaba de convencer a su director. A estas alturas ya hacen un pase diario de la función, sin embargo todavía hay espacio para la creación, para la generosidad entre compañeros que bulle con esa alegría lúdica que tiene que ser inherente al teatro.

Ramon da un plazo para que los actores terminen de calentar y se meten de lleno en el pase. Frente al escenario queda la mirada atenta de Martina Cabanas, quien hace la ayudantía de dirección y firma la dramaturgia junto a Albert Boadella y Fontserè. Descubro en Martina a una "todoterreno" con una gran capacidad de escucha y trabajo.

Pilar Sáenz y Ramon Fontserè como Berganza y Cipión. Dolors Tuneu y Xavi Sais como Tina, la pija, y el doctor castrador...
Foto Rubén Ibarreta


En el pase voy asistiendo a un montaje que apuesta por la esencia de la convención teatral, por la magia de hacer de lo poco, mucho, muchísimo. Con una de las escenografías más sobrias que se puedan imaginar se nos va desgranando una historia que pasa por diversos lugares, peripecias y personajes. El trabajo de dramaturgia ha sabido aunar de manera convincente el lenguaje de Cervantes, asumido por los dos perros parlanchines, Berganza – Pilar Sáenz y Cipión- Ramon Fontserè, con un lenguaje más actual y accesible puesto en boca del entrañable guardián de la perrera (Xevi Vilà) y los diversos personajes que pasan por la vida de estos dos perros. Estos personajes, al ser una memoria, un tiempo pasado, son diferenciados del tiempo presente por medio de un trabajo actoral desde la máscara y la Comedia del Arte. Los actores Dolors Tuneu y Xavi Sais se reparten un buen número de personajes, unos humanos, otros perros compañeros de perrera.

Todo el montaje es una apuesta por el valor de lo puramente teatral, del juego y la convención por encima del realismo: la descontextualización de objetos, la plasticidad de los cuerpos y la palabra, el espacio vacío como posibilidad infinita. El montaje fluye desde una aparente sencillez que conlleva un ímprobo trabajo, muchos descartes y una sabiduría del ritmo que está fraguada en años de experiencia.

Me llega El coloquio de los perros como una obra de risa suave, persistente. Cabalga ligera y atrapa la atención. Hay momentos que podrían explotarse hasta el desternillamiento porque son todos unos magníficos actores que manejan la comedia como nadie, pero el pulso del coloquio conmina a seguir ligeros, al galope, de historia en historia.

Manolo, el guardián de la perrera, es interpretado por Xevi Vilà. su escucha y su asombro guían a la escucha y al asombro del público.
Foto Rubén Ibarreta


Acaba el pase y el equipo se reúne cerca de una estufa para pasar notas. Yo deambulo por el espacio, me voy fijando en pequeñas cosas, en el vestuario colgado de las “burras” a ambos lados del escenario, en el mundo de cosas de detrás del gran banco que preside la escenografía, en lo quietos que se quedan los zapatos una vez que se quedan sin pies y sin excusa de caminos. Pienso también en que Els Joglars ha sabido cumplir un deseo que yo tenía cuando era jovencita y soñaba con dedicarme al teatro, el ser capaz de reunir una compañía y una estructura e infraestructura de trabajo que permitiera la creación libre. Hoy, con este 50 + 1 que es El coloquio… se suma a ese valor conseguido a través de años de investigar y crear la audacia de enfrentar estos difíciles tiempos ofreciendo un trabajo clásico y contemporáneo a la vez, esencial e imaginativo. Pocas son las compañías que se permiten y defienden un espacio de creación y ensayos de tres meses a jornada completa, pero las consecuencias de esa pasión y respeto por su trabajo brillan en el escenario.

Rubén Ibarreta ha recogido dos días de seguimiento atento a los ensayos y devenir de la compañía en sus cámaras. Una muestra del trabajo se puede ver en ENSAYANDO EL COLOQUIO. Cuando me enseña el recorrido por las fotos hay una de ellas que comentamos con igual emoción. Pilar, Ramón y Dolors, en el camino de nieve, tras cerrar la cúpula y un día de trabajo. Los primeros en abrir, los últimos en marcharse. Un momento fuera del escenario que habla de perseverancia y  valor.

Y ya era marzo cuando fuimos a Torelló a ver un ensayo general con público. Trescientas personas disfrutamos de lo lindo, y al acabar, en el vestíbulo, se escuchaba la misma profecía en cada corrillo: será un éxito. Así que eso espero, ¡feliz éxito, feliz Pavón y feliz y larga gira!

* Els Joglars estrenan El coloquio de los perros el miércoles 27 en el Teatro Pavón de Madrid.

Una de mis imágenes favoritas que capta el sabor del espectáculo y habla de estos magníficos actores.
Foto Rubén Ibarreta.


lunes, 4 de marzo de 2013

Júlia Bel en el Laberinto


 
Júlia en rojo. Una tríptico de una de esas tardes de común encuentro en Riereta. Fotos Eva Hibernia.



Este viernes 8 de marzo, a las seis de la tarde, en la tertulia El Laberinto de Ariadna que se instala en la quinta planta del Ateneo Barcelonés, la poeta Júlia Bel comparte con el público una panorámica escogida sobre su obra. Nuestro común amigo, Alfonso Levy, la acompaña en la mesa y hace las presentaciones, y seguro que será una presentación muy especial no sólo porque el sello de Alfonso es siempre único, sino porque sé que hay muchas cosas en común en la mirada y la sensibilidad de estos dos artistas.

Conozco a Júlia desde hace muchos años, somos amigas y hemos sido vecinas, socias, aventureras en el común sueño de hacer de la belleza, la poesía y el teatro nuestro oficio. Nuestra larga trayectoria de diez años con la Compañía Delirio, dando forma a una variedad de proyectos multidisciplinares está plagada de anécdotas, ilusión y mucho esfuerzo.

Pero sobre todas las cosas el inicio de nuestra amistad fue la poesía, y una de las cosas que más me gusta son nuestras tertulias espontáneas sobre tal o cuál poeta, leyéndonos cosas en voz alta, reflexionando e inspirándonos mutuamente alrededor de unas aceitunas y un buen vino tinto. Históricos y épicos son nuestros encuentros en el gran terrado de Riereta, donde yo vivía en el ático 1ª y ella en el ático 2ª, y allí, de camino a tender la ropa tocaba su puerta y hacíamos un ratito de charla, o compartíamos algún escrito que estaba recién sacado del horno.

Mucha y buena tinta merecen esos días. En esos años de amistad y confidencias he ido viendo como crecía el volumen de su obra, como su voz se iba transformando, adquiriendo matices, estableciendo afinidades con la sencillez del cuerpo de la poesía popular, dejándose inspirar por lienzos, ríos, corrientes musicales, lenguas semíticas, paisajes.

Disfruto mucho de la poesía de Júlia, y disfruto al máximo cuando la lee en voz alta, porque lo hace muy bien. Ella empezó trabajando en radio y después, a través de su dedicación escénica, ha sabido dedicarle atención y educación al arte de la rapsodia. No es fácil que un poeta diga bien su poesía y en Júlia hay una fusión entre voz y poema de una sencillez conmovedora, una potente presencia y un respeto al ritmo interno del poema musical y elocuente.

Es un privilegio conocer a una gran poeta y ver por dentro su cocina literaria, haber compartido la intimidad de muchos momentos, asistido como primera oyente a algunos maravillosos nacimientos. Es un privilegio estar cerca de alguien con una calidad humana y artística tan especial. Auguro para ella, que viste el vestido de la modestia y seduce con su timidez, un lugar importante y reconocido en nuestras letras, en las castellanas y en las catalanas. Así que amantes de la belleza, de la poesía, lectores, editores, cervatillos que corréis por Rambla Catalunya, si leéis esto ya sabéis que podéis compartir ese privilegio, unas horas, bebiendo de la fuente inspirada de esta gran poeta. 


jueves, 28 de febrero de 2013

Invención del paraíso, seis pasos



Corazón si eres la senda
Y yo soy el peregrino

Corazón si eres la puerta
Y yo soy la llave

Corazón si eres el vacíolleno del sol
Y yo tu derviche

Corazón si eres la madre que me gesta
Y yo la hija que te canta

Corazón si estás en mí
Si nazco en cada ti que pulsa

Corazón si tú me llamas
Si yo te amo

domingo, 17 de febrero de 2013

¡¡¡Ya está aquí!!! Y EL PREMIO SE HIZO LIBRO




El día 19 de febrero llegan a las librerías los ejemplares de Ratlles Blaves en catalán y Rayas Azules en castellano. Bajo ese título se despliega el cuento que ideé también por estas fechas del año pasado, y que me hizo pasar un momento en la escritura delicioso. Ese cuento mereció el XVè Premi de Comte Infantil Hospital Sant Joan de Dèu y desde la editorial la Galera me comunicaron que compartiría la aventura de editarlo con la ilustradora tailandesa Nilobon Kijkrailas.


Nilobon, quien me asegura que ha tenido que leerse cada página del cuento unas cincuenta veces y siempre con placer, ha resuelto una mundo de imágenes bellísimas, elegantes, líricas y dinámicas. Ha conseguido crear la ilusión de diferentes texturas y hacer de cada página una maravillosa obra de arte que se entreteje con el texto para ofrecer una linda pirueta a la imaginación del lector.



He de decir que mi niña pequeña (gracias a Dios aún sigue asomándose a mis ojos y a mis días) está fascinada con el cuento. Además le ha gustado mucho que Nilobon me subiese a un lápiz canoa que explore las más remotas selvas y paisajes ignotos para luego contarlos. También me maravilla que Nilobon sea una abeja vanguardista, con su cuerpo a rayas azules, dispuesta no solo a libar de las flores sino a inventar nuevas especies con sus pinceles mágicos.

Así, lectores felices -niños y niñas sedientos de aventuras, damas y caballeros que aún disfrutan alimentando su imaginación- abrid vuestros brazos y veréis de lo que sois capaces por el camino de las Rayas Azules…



lunes, 4 de febrero de 2013

cantar, cantar y cantar

El viernes, comenzando el mes, nos ponemos los zapatitos de tacón y nos pintamos la sonrisa y ¡ea!, ¡vamos que nos vamos pa' el Versus a ver La llaman Copla. Para resumirlo y condensarlo en una frase sencilla y primorosa: nos lo pasamos pipa. Hay que decir que una es coplera y le gusta fregar los platos rememorando el repertorio.




Precisamente el repertorio me sorprendió y me pareció un acierto la estructura y disposición de los temas,  un amplio abanico en el que se van mezclando  la copla y el cuplé más humorístico y la más "desgarrá" de las quejas, los solos, los dúos y los temas corales, a veces auténticos collages que ensamblan distintos fragmentos, como el muy sugerente "Medley Lorca". En cuanto al ritmo del espectáculo es todo un acierto que el segundo tema lo encarrile y borde Gracia Fernández, que precisamente está dotada de una gracia (como su nombre indica) y una finura en el hacer maravillosos, porque levanta el espectáculo y lo sitúa en una cota de buena disposición para el espectador. Todas las interpretaciones de Gracia, tanto desde el lado actoral como desde el musical tienen ángel y, sobre todo, están en el tono de la copla, exacto, fresco y lleno de brío. Además mueve unos hermosos brazos de bailarina y sabe dirigirse al público con mucho salero. Todo el equipo de cantantes suma y hay un buen empaste de conjunto; hay momentos de solos más brillantes que otros, pero todos merecen y reciben aplausos del público al que han hecho disfrutar. Mi único pero es que a veces se desajusta el tono de la copla y se visita algo más "melódico" o con color de "musical tipo Disney". En cualquier caso la labor del director musical, Marc Sambola, es bellísima, con arreglos y decisiones muy interesantes y un equipo de músicos en directo, piano, flauta y violín, que dan una textura singular y delicada a la orquestación. Esto contribuye a limpiar el espectáculo del posible "caspismo" e incluso "casticismo" de las orquestaciones tipo fanfarria clásicas. También el trabajo de dramaturgia y dirección de Marc Vilavella, limpio y dinámico, contribuye a hacer de este espectáculo una experiencia fresca, que despierta la sonrisa, la ternura, las ganas de ponerse estupenda, y los inevitables ¡olé! para celebrar esos finales tan dramáticos de los que gusta la copla. Dedicar al equipo uno de los piropos más bonitos que se pueden ofrecer a un espectáculo: gracias a todos, copleros, salí alegre, alegre alegre, y con ganas de cantar.

jueves, 31 de enero de 2013

La Invención del Paraíso_cinco pasos

hoy la alegría,
dejar al sol obrar su maestría y su libar
en la colmena de mis células, en el maestro
corazón
hoy

hoy la sabiduría
dejar al sol que hile su oro y teja el manto
de verdad fresca
que me cubra y descubra una realidad
fecunda 
hoy

hoy la armonía
dejar al sol la guía de las naves, el surco
que me lleva y me encuentra
la danza y sus brazaletes de luz, tintineantes
hoy

hoy la fusión
                    átamo con átono
                                              contigo sol
hoy

lunes, 28 de enero de 2013

Lecturas de estos días, pensamientos sobre la escritura, fe. (1)



Ayer, de vuelta a casa tras pasar una tarde memorable en el calor de la amistad y la buena conversación, tomé un libro de la estantería donde colocamos los libros peregrinos que vienen de la biblioteca o prestados de otros fondos. De una sola sentada y sin interrupción leí las 157 páginas de Déjame ir, madre, de Helga Schneider. Evidentemente me impresionó.

Previa a la novela leí la solapa donde se daban datos biográficos de la autora, a quien yo desconocía. Es la primera vez que leo en una nota biográfica sobre un escritor como dato relevante un suceso, o decisión, de la vida de la madre del autor. Es decir, la biografía de la madre de la escritora se vuelve biografía de la escritora. Esto, quizás, parezca una tontería, pero a mí me parece monumental. Lo escribo en neutro porque el hecho en sí ya me da mucho en que pensar, pero voy a precisar que ese dato biográfico de la madre es que cuando su hija, la escritora, tenía cuatro años, abandonó a la familia para ingresar en las filas de las SS. nazis (sólo de escribir la palabra “nazi” ya siento malestar).

Helga, nacida en Polonia, con una infancia entre Berlín y Austria, optó por un destino italiano. Es más, decidió que Italia se convirtiera en su patria y el italiano en su lengua adoptiva y su lengua de trabajo.

Como escritora las relaciones entre el escritor y su lengua materna son algo que me fascina, me inquieta, me conmueve. De hecho, gran parte de mi teoría y metodología como profesora de escritura tiene que ver con ahondar en el lenguaje para encontrar los vínculos absolutamente únicos que cada persona establece con el Verbo, cómo por adentro del leguaje siempre hay un “léxico familiar” en palabras de Natalia Ginzsburg, pero más aún, una tensión-relación con la capacidad de decir y expresar que son una huella digital que contiene la individuación del escritor y, además y en manera misteriosa, la síntesis de una potencia de pensar/sentir y obrar/vibrar que es la suma de muchas lenguas vivas (digo pensar y obrar porque para mí el pensamiento ya es acción, y digo sentir y vibrar porque para mí el sentimiento es una frecuencia que armoniza la realidad a su semejanza; y ayunto pensar y sentir “pensar/sentir” en una sola palabra, porque para mí un buen pensamiento está ligado nuclearmente al sentimiento, de la misma manera acoplo obrar y vibrar “obrar/vibrar”, porque una buena acción emite y parte de una correcta vibración).

Así me encuentro a Helga Schneider, escritora que abandona el alemán, el idioma de su infancia y sus recuerdos, y encuentra el oxígeno del logos, del sentido, en un idioma desmaternizado. Lasciami Andare, Madre, escrito en italiano y publicado en 2001, calculo que cuando la escritora tiene 64 años, es una ¿novela? compacta donde Helga cuenta el último encuentro con su madre, de 90 años, en una residencia de ancianos en Austria. La madre de Helga los había abandonado cuando ella contaba 4 años y su hermano era un bebé, optando por “ser adiestrada en deshumanización” y desarrollando una carrera como celadora de diversos campos de concentración, como Auschwitz, Birkenau, Ravensbrück y otros. En 1971, a raíz de tener un hijo la propia Helga siente la necesidad de reencontrar a esa madre perdida y presentarle a su hijo. Ese reencuentro no puede ser más doloroso ni más decepcionante, la madre se muestra indiferente hacia el nieto y de Helga parece que sólo quiere que se pruebe su antiguo uniforme de la SS. Esa es toda la historia en común de estas dos mujeres hasta el último encuentro que narra la novela.

Hay un momento en que Helga cuenta que tras la visita de 1971 “…conocí en Bolonia a un compatriota que, como es natural, empezó a hablarme en alemán. Me bastaron unas cuantas frases para darme cuenta de que ya no podía hablar en mi idioma de forma correcta y fluida. Aquello me horrorizó. Fue como darme cuenta de que me habían amputado un miembro del cuerpo sin haber sentido dolor. Como en la guerra, cuando alguien pierde una pierna y sigue corriendo hasta que cae, y sólo entonces comprende el motivo por el cual ya no se mantiene en pie. Ahora, después de cincuenta años (…) me he visto obligada a recuperar mi idioma. Aunque no ha sido fácil: ha sido como remontar, peldaño a peldaño y a gatas, una escalera alta y escarpada. Miro a mi madre: tan lejana, tan desconocida, tan incomprensible, tan irritante. Tan agotadora, por momentos.”

Este momento me estremece. La asociación sólo por proximidad de lengua y madre. La amputación del lenguaje, la sensación de órgano, de vitalidad de la lengua, es también la amputación del vínculo del maternaje. La fisicidad de tener que volver a tener que ponerse a gatas psicológica y emocionalmente para recuperar el habla, para recuperar la madre, recuperarse a ella como niña y como ser completo, el esfuerzo desproporcionado entre esa imagen desvalida de un pequeño cuerpo a gatas y una escalera escarpada, inespugnable, madreescalerainespugnable, la asociación inmediata con los adjetivos dedicados a la madre, pero también a la lengua que nos parió donde se formaron nuestras primeras capacidades de comprender, aprehender, sentir el mundo: lengua lejana, desconocida, incomprensible, irritante, agotadora. La lengua que es mi basamento, mi raíz, es también mi rechazo. (Observo que no puedo dejar de elaborar esta reflexión en primera persona, ¿ha conseguido Helga romper la ilusión del tú y el yo?)

Este libro, al que todavía estoy rumiando, tiene una fuerza que nace de la absoluta sinceridad de su autora, de su transparencia y su valentía. Creo que a María Zambrano le hubiese deslumbrado. Quizás es un libro que encaja mejor en el concepto de “confesión” tal como lo entendía la filósofa. Su tragedia es tan honda y las raíces de esa tragedia son tan del ser que se presenta como un acertijo sin resolución posible.

Escrito en forma magra, sin retórica ni golpes de efecto. Lo recomiendo encarecidamente. Gracias a Helga por romper las barreras de una posible mudez, porque ser hija de esa madre podría haberla condenado a una mudez, y, a pesar de que ese enorme abismo está en el medio de su biografía, configurándola, ella ha sabido encontrar y escribir con su propia voz. Siento que Helga redime a muchos con este libro, no es tan solo, como anuncia el editor, el intento de exorcitar el demonio materno, es también, en mi opinión, la posibilidad de complección que se da a sí misma y a todos los que como ella han sido arrollados de manera avasalladora por una Historia.

domingo, 27 de enero de 2013

la invención del Paraíso_cuatro pasos


inventa el paraíso, invéntalo,
inventa la manera en que la Belleza
se te ofrezca
                            la Paz
sea tu casa
                            la Sonrisa
tu inocencia

inventa tu desnudez y tu paso tranquilo
por todas las cosas,
inventa el fuego
las manos que son nido
la altura de la felicidad,

inventa tu juventud y tu asombro y cada día
nace,

inventa el canto y el silencio reunidos
y óbralos.

jueves, 24 de enero de 2013

miércoles, 23 de enero de 2013


Leo libros escritos en una biblioteca
en horas muertas
mientras se leen y estudian otros libros, Cicerón y la estructura
de la égogla, pongo por caso,

leo geniales libros de jóvenes estudiantes aburridos
aburridos hasta su propia inspiración
inspirados hasta mostrar un sexo ambiguo
y su minotauro concéntrico,

leo libros con tupé de Rimbaud
y mocos verdes de mucho catarro,
letras afiebradas que acaban en sarcasmo
-la vieja juventud vieja-,

leo a púberes clásicos que hacen del plástico un motivo
a prematuros contemporáneos que riman en acongojante
bronquios y flautines, gasóleo y filomenas,

me divierto mucho y me compro
una magdalena - por ser ella proustiana
e integral
y yo haber sido joven y sentimental –
pido un cortado
en la cafetería del Ateneo Barcelonés
y considero las cosas del mundo
cuando me traen la cuenta y veo
que cuesta lo mismo que un café con leche
en mi barrio,
¡oh quien tuviera la disposición de Catulo
para rimar impertinencias y mandar así un saludo!

Y sigo leyendo a esos jóvenes poetas que me devuelven
mi propia juventud, obstinada, incapaz de agostarse,
pero que ya no florece a través del aburrimiento
entre la presión de los exámenes
ni se encabrita, exultante de osadía.

Aún así conservo mi pintoresca costumbre
de arrojar la magdalena dentro del café
- por ser ella esponjosa
y yo golosa –,
y disfrutarla en sopitas
poco elegantes.

Aún así ejerzo el amor
de los tiempos robados, los escondidos
en un rincón de la ciudad, los no debidos,
la travesura infinita
de ser yo.