oración

si yo fuera peregrina de mi misma
si llegara a la dulce
posada esmeralda
del corazón

viernes, 23 de diciembre de 2022

LO QUE IMAGINANDO SABEN LAS MANOS _Un díptico poético para el solsticio de invierno_ Por Eva Hibernia y Concha Rey

 Nuestra ofrenda de Navidad. Con cariño, Eva Hibernia y Concha Rey

Poemas:                                                            Imágenes

manos y maná                 Eva Hibernia            Fotografía:             Concha Rey

Teatro de sombras          Concha Rey              Acuarela:                Eva Hibernia





EVA HIBERNIA

                                        Para Alicia, manos que van menguando.

                                        Para Marçal, manos que van creciendo.


manos y maná

manos dos manos lloviendo sobre mi cabeza niña, cabeza tierra

de ideas chorlito, goloritos que se cantan se peinan con la raya en medio,

manos que alisan ambos campos, los repasan y tirón

y tirón despacio manos despacio la crespa enredadera donde se anudan

nidos de aves tramposas que tejen desobediencia, ay,

manos pacientes en este labrantío

entremezclan el trigo y las pardas mieses, ya mansas al peine de marfil

que aúpa pesadas cosechas a lo alto

mientras las manos, hábiles, sujetan los hatos con una horquilla.

manos maná

esparcen un olor mojado a alhucema

sacian al pueblo dormido -los enterraditos en la sangre-

que así vivificados recitan en el pulso de la niña

viejos recuerdos de un sol que no conoce

viejas nostalgias de una tierra perdida.

manosmanan, en la plazuela, redondo acertijo de un color bajito

que te pillo, que resbalas, manosmanan y bebo

la boca confundida con el bronce del caño boca abierta del león que agua

que te pillo, que te sales de esta raya

y pierdes el cuerpo, ay, un vértigo de paloma

se me alza y rozo la luz cotidiana, pero no

manos me llaman por mi nombre

con un gesto me aprietan el camino;

                ya no son las manos jóvenes maná

                ahora encierran el misterio de su humanidad,

                consumidas por el tiempo, se me ofrecen

como mi propia ruina:

remánguese el paletín, la azada, los cepillos

hágase Troya y aún el antiguo testamento

comprenda que esa mitología le cimenta

en el nombre de la madre, la mano, el milagro.

 




CONCHA REY


    A Virginia, cuando tenía tres años.

    A Telmo, para el camino siempre.

 

 

Teatro de sombras

 

La sombra de la mano y su vuelo

conectan con la infancia y su sino

más vale darle altura en el camino

que esperar esa dicha desde el cielo.

 

Una dulce silueta, el violonchelo,

se proyecta en la sábana de lino,

con los atentos ojos de un minino

Taro se asombra a la llegada de un pomelo.

 

 El diálogo discurre como un faro,

de pronto un nuevo personaje asoma

Violonchelo se enfada ante el descaro.

 

Pequeño Taro ríe ante la broma.

Un camello de goma y más que raro

Pomelo huye antes que se lo coma.

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