Me preparo un té de invierno, de esos especiados que calientan la sangre. Pelo una mandarina y pongo la monda a hervir con los clavos y el jengibre la canela y la pimienta. Mientas mi tetera roja se convierte, al fuego, en un animal mitológico y furibundo, con su discurso de vapor y borbotones, yo voy fregando los cacharros. Antes, hace unos meses, fregaba un plato, una cuchara y un tenedor. Ahora friego dos platos, dos cucharas y dos tenedores. El jabón es una cosa simpática que recuerda al mar y sus espumas y sirve para que los cacharros se escurran de entre las manos. Ahora friego dos vasos, los vasos son entidades redondonas y transparentes como pequeñas peceritas donde pusimos las huellas de los dedos y la huella de los labios. Paso el jabón por el borde donde pusiste los labios, parece que borrara un beso invisible. El grifo gotea, le cuesta cerrarse, callarse. Parece un señor anciano que le gotease la nariz por invierno persistente. Ahora friego dos y dos somos tú y yo, y las tazas del desayuno que también son dos. Y a las lentejas que sobraron les haremos un arroz para que de una ración salgan dos. Y he comprado claveles rojos. Y me he olvidado la lista de la compra así que me he venido con menos cosas, aunque mejor, porque ya me pesaban demasiado. Y apago el fuego, apago las palabras, y me tomo mi té, en esta tarde, de taza única.
Qué lindo! Me gusta mucho el texto y el cotidiano que describe.
ResponderEliminaraprovecho y bésole la mano.
ResponderEliminarEl otro día leí tu párrafo de "aguafuerte" y quedé totalmente inspirado. Desde entonces no he dejado de pensar en los vasos como entidades trasparentes. ¡La verdad es que son personajes magníficos desde esa perspectiva! Me di cuenta que algunos de estos seres redondos y cristalinos, los que nunca se bañan, a veces logran acumular en sus cuerpos la retentiva de todo el carriño sediento que concurre durante una noche de fiesta entre amigos. ¡Es increíble como son capaces de compartir tantos besos sin inhibiciones! Frente a la pecera de sus huellas invisibles, brindan y sonríen las mismas bocas que jamás se besarían sino a través de la trasparencia. Te felicito por la sensibilidad que expresas ante la cotidianidad de estos objetos. Hasta la próxima y un fuerte abrazo.
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