Habitación empapelada con antiguas oraciones. Algunas grafías que no conozco. Letras en relieve. Paso los dedos por una red de signos caligrafiados en pan de oro. Siluetas tan gráciles que parecen vivas, cuerpos danzantes. Y en esos trazos vibran, silenciosamente, fuerzas que desconozco pero que siento en mi pecho. Los nombres de Dios, las escaleras hacia Dios, la fuerza para conjurar a un sol naciente, el rostro entrevisto de la Verdad …
Una luz de atardecida se filtra y colorea la habitación, como si ahora yo habitara el centro de una llama.
Abro las manos, las líneas de las manos se curvan, se escriben, empiezo a convertirme en oración.
Eva, eres la llama y eres la oración,
ResponderEliminartu verbo es verdad y tu carne realidad,
la palabra que escribes es todo, sentimiento, emoción, deseo, fe y yo sigo tu estela aprendiendo, dejándome invadir por tu sabiduría. Ay, amiga, qué importante ser persona en toda su inmensidad, como la tuya que veo siempre cogida de la mano de los aprendizajes y la humildad. Un abrazo
abrazo y una nube con forma de puente
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