una tierra abierta, dorada e infinita,
un horizonte atravesado por una luz púrpura que se posa mansamente a dormir palomas
andar
andar
andar
una peregrina de manos abiertas
una voz que nace del corazón y va arrullando la vida, el latido, la respiración
andar
andar
andar
entrar en la cuna del cosmos
mecerse a ritmo de constelaciones que van cambiando con esa gracia delicada
con que se mueven los móviles de plata sobre la cuna de un bebé
andar
andar
andar
andar con pie pequeño sobre la ilimitada piel del firmamento,
la intimidad
del sudor de ser humano y el sabor de ser dios
andar
andar
andar
¡Alegría!
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