Qué hermosos son los muros blancos, desnudos, casi huesos
de una casa,
como si el sol y el desierto hubieran roído al animal
casa
y sus ventanas simples cuadrados negros, líneas puras
a fuerza del agotamiento, de los dientes del tiempo;
y qué hermosas son las paredes desconchadas, esos lienzos
de manchas imprecisas, capas
de papeles pintados, de baldosa deslucida, de cemento,
esos mapas sobre las paredes,
esas rutas de las heridas, calendarios plásticos con sus pieles
cayendo…
… y qué hermosas esas fachadas
sobre las que han caído miles de lluvias
y tienen enredaderas de sombra y suciedad,
marcos comidos, puertas hinchadas, ruidos
de vieja desmembrada,
cuántas hojas de silencio
con tanto escrito
No hay comentarios:
Publicar un comentario