oración

si yo fuera peregrina de mi misma
si llegara a la dulce
posada esmeralda
del corazón

viernes, 1 de octubre de 2010

Paseaba

Paseaba, charcos, hojas, pies de niños que corren, que pilla pilla, carros de la compra repletos de coles, puerros, perejiles, viejos amarillos muy despacio y por la sombra, cristales que reflejan mis botas andariegas, paseaba, pasos de cebra despintados, esquinas por donde brotan las malas hierbas, olores de arrugar la nariz, alguien canta, paseaba, el rumbo en el bolsillo, doblado, dormido, sentía todo aquel río de vida fluyendo, el cemento fluyendo, los pájaros que casi no hay pero sí, pero no, que caiga un chaparrón, con azúcar y turrón, empecé a andar sin pisar las rallas de las baldosas, como los niños, como los patos, estaba dentro de todo aquello, del instante, y a la vez estaba afuera porque era consciente del placer de estar adentro, el viento me hizo volar la falda, qué risa, paseaba, qué risa, y en mí se superponen pequeñas risas de la niña pequeña que fuí y que paseaba sola, se demoraba después del colegio, visitar las hojas caídas de los castaños, espachurrarlas a grandes pisadas, hacer crujir el suelo, hacerlo mar, era maga, paseaba y era maga para ver lo que está ahí y para ver aún más lo que está ahí y no se deja ver, luego una mesa redonda de mármol, abrir el cuaderno, y en la página en blanco seguir paseando.

3 comentarios:

  1. Precioso post, Eva. Me ha gustado mucho. Un abrazo!

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  2. Pasear y tomar un café y seguir mirando gente y pasear .... ¡qué gustito!

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  3. queridas hermosas, gracias a las dos por los lindos paseos que hemos dado juntas!!!

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