oración

si yo fuera peregrina de mi misma
si llegara a la dulce
posada esmeralda
del corazón

sábado, 12 de febrero de 2011

él recuerda su espalda

era tan larga como la cola de un gato enorme,
de esas colas que llevan enredadas selvas, cascadas, constelaciones lácteas y derramadas por los cielos. era una mujer
de espina dorsal infinita. acariciarle la curva
era una delicia y un peligro a partes iguales. la curva
de su espalda-mapamundi-mundo donde yo mordiscos,
hondonada donde se precipitaban mis manos multiplicadas,
mis besos alondras y en bandadas,
su curva barranquito que a duras penas del placer podía remontar
las cuestas adorables, descansar
en sus montañas carnales, gemelas, y su arrollito escondido.

había algo de pelo y de musgo en la simple manera de ofrecer
su curva. había chispitas de caramelo, crujiendo,
por toda la superficie del deseo. y violetas, pero feroces.
mis manos sudaban rosas.
abrí todos los huertos al saqueo del placer, pacían
mis dedos en su espalda de hierbas jugosas, gimientes.
yo lengüeaba idiomas húmedos,
y la mujer, toda tierra, los absorbía.

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