Gente tranquila, amarilla,
emergiendo de macetas, lugares, barro,
cuando la lluvia encima
te encima
y quieres nacer un nuevo brote
en tu costado, brote
de algo tierno que comienza a ser
en medio de esos, de gente, tranquila,
apaciguando la tarde en las calles
acequias
que pasea el agua,
y tu raíz veleta, veletea
otro principio
empieza ahora, amarilla, la genteniña
a saber de sí, de sol, de sí,
a saberse dulce, trenzada, ligada en racimos
humanos,
hermoseando la tierra, jarrón de fuego,
volcán la tierra
lamido por dioses azules y salobres,
gentes líquidas, tranquilas, paseando
las venas invisibles de la espera
la raíz espera
y vuelven
a preguntarse por su principio, su brote
estallando de nuevo, amarillo, tranquilo,
empiezan a sentirse gente, gente una,
abriendo su color
el resultado de una lluvia
de siglos
de sigilosa transparencia.
Viene así como una estela
de corazones encendidos, corolas noche
ardiendo desde su entraña,
viene así como el surco de un barco, una mano, una flecha,
la huella luminosa, más que amarilla, florecida,
nombres que convergen en uno solo,
silvestre gente
en el prado de la vida, brote tierno
que quiere nacer.
¡Qué preciosa!Qué fluída, qué placentero leerla y jugar con el gusto de las palabras y de las imágenes.
ResponderEliminarUn abrazo bien grande.
gracias mujer barco. el enamorado de la osa mayor se llama sergiusz piasecki, y como te dije vive en los acantilados...
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